El Té y la poesía


La dinastía Tang (618-907 d.C.) fue una época gloriosa en la historia de la China imperial. Durante este periodo, el Té se convirtió en un estilo de vida adoptado por todos, marcando el inicio de la época dorada de esta apreciada infusión.

Aunque el hábito de beber Té surgió en el sur de China, para mediados de la dinastía Tang ya se consumía en todo el país. Esto se debió al rápido desarrollo de su producción, que mejoró notablemente en términos de calidad y precio. Además, su fácil acceso lo convirtió en una bebida valorada por todos, desde la realeza y los nobles hasta la gente común. Asociado con el buen gusto y la sofisticación, el Té pasó a ser un símbolo cultural.

Este contexto favoreció la creación literaria en torno al Té. Uno de los grandes exponentes de esta tendencia fue Lu Yu, quien escribió El Clásico del Té (Cha Jing o Cha Chang), la primera monografía dedicada a esta bebida.

No es sorprendente que, además, se compusieran innumerables poemas en honor a esta mística infusión. Uno de los más destacados es el poema en forma de pagoda de Yuan Zhen, escrito antes de la partida de su amigo Bai Juyi. Los poemas de pagoda se caracterizan por comenzar con un solo carácter y aumentar progresivamente el número de caracteres por línea, hasta alcanzar una forma piramidal. En este caso, la última línea del poema cuenta con catorce ideogramas.


Yuan Zhen de la Dinastía Tang
Té: Poema de Pagoda
Fragantes hojas, tiernos retoños
El deseo de los poetas, amor de los monjes
Macerado en jade blanco y cernido en gaza roja
Infundido en caldero del color del oro, en un remolino, espuma de flores
De noche da la bienvenida a la brillante Luna, al alba disipa la bruma rosada
Pasado y presente, los que lo beben se sienten vigorizados y calma la resaca.

Este hermoso poema comienza describiendo el aroma del Té y los tiernos brotes con los que se elaboran los mejores Tés, atributos que lo convierten en la bebida predilecta de poetas y monjes. Luego, detalla su preparación, resaltando cómo su dorado color evoca los pistilos de flores. Ya sea disfrutado bajo la luz de la luna o en el rocío del amanecer, el Té es una bebida refrescante que limpia y reconforta. Por último, el poema destaca su efecto benéfico para revitalizar el cuerpo y aliviar la resaca, dejando claro que su encanto trasciende tanto el tiempo como las generaciones.
¡Sabiduría con 1200 años de antigüedad!


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